Desapegos y otras ocupaciones.

sábado, 27 de febrero de 2016

SERVIDUMBRE



Siempre tengo algún demonio
rondándome la cabeza,
arañando en mi corazón,
desgarrándome las ideas,
engañándome con sus trampas...

Me invade
una angustia difusa, 
una intolerable carga,
un pregusto de la muerte...

Le doy al mundo la espalda
y evidencio mis desprecios.
Se me sueltan la lengua
y la memoria,
lloro todas mis lágrimas
en un frío cuenco interior.

Suelto mis naves
y quemo mis amarras
y me acerco,
parsimoniosa,
oblicuamente
a esa fina niebla de acero,
testimonio del caos y sus rituales,
esquivando los vacíos
y los ebrios desvaríos
que gobiernan mis imperios
y servidumbre de males.


Imágenes: Elena Sariñena
27/03/2014

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