Desapegos y otras ocupaciones.

miércoles, 24 de junio de 2015

CAÑONES Y ROSAS

Lectúrese como se quiera;
a mí me da igual,
lo importante es que duela.




Cañones y rosas resuenan
en la vía muerta
de las negociaciones inciertas.

Apuesto a que tú apuestas.
¿Quién llegará más lejos?
¿El vivo o el muerto?

Y ahora...
¿a dónde vamos?
El músico del pañuelo
dice que tú eres su dulce niña.
Espero que no me riña.
Espero que no me esperes.
Espero que desesperes
entre esas cuatro paredes.

Preñada de dolor
tu triste habitación
se desploma,
se desmorona,
se descojona
y te toma
por sorpresa
presa
rea.
No veas...



No mires,
no te tires.
Deja que se estire
como plastilina
tu corazón
de goma dos,
de dinamita.

Dinamitado.
Dinamizado.
Sodomizado
por el pensamiento único.

Huye de los clichés,
busca un canapé
y tiéndete.

Allí es a donde pertenecemos.
Al reino de los peces,
de las sirenas
policiales (¿o no?).

Puede que esté equivocado.
Puede que ya esté pirado.
Hace tiempo.
Sí, lo estoy,
pero no me voy.

Sigo atosigándote,
aturrullándote,
anestesiándote,
apuntalándote
apuntándote.

¿Con el cañón o con la rosa?
Te apunto en mi lista.
Te tendré en cuenta.
Te seguiré la pista,
pero mientras...,
déjame que escriba
y nunca,
nunca más
me mientas.
19/04/2008.


Ilustraciones: Diego Fernández.



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