Desapegos y otras ocupaciones.

domingo, 10 de marzo de 2013

"SUNSET PARK". Paul Auster.

Anagrama, 2010. 278 págs.



Esta es la segunda obra de Auster que comento aquí. Casualidad, más que nada.
Es su última novela (2010), pero hasta ahora no llegó a caer en mis manos: cosas de la recesión, la crisis, la prima esa de tanto riesgo, que nos hace esperar incluso a los amantes de los libros. Esperar hasta encontrarlos más baratos, de segunda mano, prestados, o lo que sea...


Hay un protagonista principal, Mike Heller, un tío de 28 años que desde los 20 rompió todos los lazos que lo unían a su familia, y su vida anterior en su ciudad: la sempiterna Nueva York, por razones que iremos descubriendo a lo largo del libro.


Pero yo calificaría a ésta como una novela de personajes.
De hecho, cada capítulo lleva el nombre de uno de ellos.
Algunos, aparentemente "secundarios", están magistralmente retratados, como Bing Nathan, el único amigo con el que Mike Heller mantiene una correspondencia  durante su voluntario exilio:


"Es el guerrillero del agravio, el campeón del descontento, el detractor militante de la vida contemporánea que sueña con forjar una nueva realidad con las ruinas de un mundo fallido. A diferencia de la mayoría de los inconformistas de su clase, no cree en la acción política. No pertenece a movimiento ni a partido alguno, nunca ha hablado en público, no tiene deseos de sacar a la calle hordas políticas para quemar edificios y derribar gobiernos. Su postura es puramente personal, pero si vive de acuerdo con los principios que ha establecido para sí mismo, está convencido de que otros seguirán su ejemplo.
Cuando habla del mundo, entonces, se está refiriendo a su mundo, a la reducida y limitada esfera de su propia vida, y no al mundo en general, que es demasiado amplio e imperfecto para que tenga influencia alguna en el suyo. Se concentra por tanto en lo habitual, lo particular, en los detalles casi imperceptibles de los asuntos cotidianos. Las decisiones que toma son necesariamente menores, aunque eso no quiere decir que carezcan de importancia, y día tras día procura cumplir con la norma fundamental de su descontento: oponerse a las cosas tal como son, resistir en todos los frentes a la situación establecida.
(...) Sus actos de rebelión son baladíes, quizás, gestos irascibles que consiguen poco o nada incluso a corto plazo, pero contribuyen a realzar su dignidad como ser humano, a ennoblecerlo a sus propios ojos."




Hay que tener en cuenta que esta novela está situada en el epicentro de la recesión económica y que los personajes que la habitan, algunos de ellos muy relacionados con el mundo editorial, se ven fuertemente marcados por la misma. Así comienza el libro, refiriéndose al personaje de Mike Heller:


"Durante casi un año ya, viene tomando fotografías de cosas abandonadas. Hay como mínimo dos servicios al día, a veces hasta seis o siete, y siempre que entra con sus huestes en otro domicilio, se enfrenta con las cosas, los innumerables objetos desechados por las familias que se han marchado. Los ausentes han huido a toda prisa, avergonzados, confusos, y seguro que dondequiera que habiten ahora (si es que han encontrado un lugar para vivir y no han acampado en la calle) sus nuevas viviendas son más pequeñas que los hogares que han perdido. Cada casa es una historia de fracaso -de insolvencia e impago, deudas y ejecución de hipoteca- y él se ha propuesto documentar los últimos y persistentes rastros de esas vidas desperdigadas con objeto de demostrar que las familias desaparecidas estuvieron allí una vez, que los fantasmas de gente que nunca verá ni conocerá siguen presentes en los desechos esparcidos por sus casas vacías."




Otro fragmento sobre Mike Heller, con el que ya le cogemos cariño, seguro: 


"Paga poco de alquiler, porque vive en un apartamento pequeño, en un barrio humilde, y aparte de gastar dinero en necesidades básicas, el único lujo que se permite es comprar libros, volúmenes de bolsillo, narrativa en su mayor parte (...), pero en el fondo los libros no son lujos sino necesidades, y la lectura es una adicción de la que no desea curarse."


Se lee con muchas ganas porque va abriendo (o entreabriendo) múltiples posibilidades acerca de las futuras relaciones afectivas entre todos los personajes principales.


En las 2 ó 3 últimas páginas se desencadena un final tremendo y que nos deja con ganas de más: es una novela que podría haber continuado. Como continúa la propia vida.


Una novela pura, sin más experimentos que los que supone enfrentarse a la realidad y contarla.



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