Desapegos y otras ocupaciones.

domingo, 15 de abril de 2012

"DIARIO DE INVIERNO". Paul Auster.

Anagrama, 2012. 243 págs.


Paul Auster: un fenómeno.
Con sus relatos,  sus novelas, sus guiones cinematográficos.
Y ahora va, y nos cuenta su vida.
Su vida desde la perspectiva de los 64 años, edad más que suficiente para ello.
Saltos. Atrás y adelante. Al pasado y al presente. Y presintiendo futuros. Posibles futuros.

"No, no quieres morir, y aun cuando te acercas a la edad de tu padre cuando su vida tocó a su fin, no has llamado a ningún cementerio para reservar sepultura, no has regalado ninguno de los libros que con seguridad jamás volverás a leer, ni te has aclarado la garganta para empezar a despedirte."

Enumeración de todos los hogares a lo largo de su vida, con las más sabrosas vivencias que les correspondieron.

"Sin duda eres una persona precaria y dolida, un hombre que lleva una herida en su interior desde el principio mismo (¿por qué, si no, te has pasado toda tu vida adulta vertiendo palabras como sangre en una hoja de papel?), y las recompensas que te brindan el alcohol y el tabaco te sirven de muletas para que tu lisiado ser se mantenga erguido y pueda moverse por el mundo. Automedicación, como lo llama tu mujer. (...) Tu mujer tolera tus debilidades y no te riñe ni te suelta sermones, y si se preocupa, es sólo porque quiere que vivas eternamente. Enumeras las razones por las que te has mantenido tan unido a ella durante tantos años, y sin duda ésa es una más, una de las brillantes estrellas que titilan en la vasta constelación del amor perdurable."


Enumeración de sus vicios.
Enumeración de todos los actos que una persona puede realizar en todos esos años.
Enumeración de todos los actos que una persona puede realizar en todos esos años con su mano diestra.

Estos últimos nos podrían resultar cansinos, incluso ordinarios, a no ser porque los leemos de la pluma de uno de los, a mi juicio, grandes maestros contemporáneos.

"Se te ocurre que durante el largo viaje de la niñez hasta aquí rara vez ha habido un momento en que no hayas estado enamorado. Treinta años de matrimonio, sí, pero en los treinta anteriores, ¿cuántos caprichos y enamoramientos, cuántas pasiones, cuántos delirios y afanes, cuántas oleadas de loco deseo? Desde el comienzo mismo de tu vida consciente, has sido un solícito esclavo de Eros. Las chicas que amaste de niño, las mujeres que quisiste ya hombre, cada una diferente de las demás, delgadas unas y otras rellenas, bajas y altas, intelectuales y atléticas, sociales y temperamentales, blancas y negras y algunas asiáticas, nada en su apariencia te importaba realmente, todo estaba en la luz interior que percibieras en ella, la chispa del carácter, la llama de la identidad revelada, y esa luz  la hacía  bella para ti, aunque otros estuvieran ciegos ante la belleza que tú veías, y entonces te morías por estar con ella, cerca de ella, porque la belleza femenina es algo que nunca has podido resistir."

Las heridas del cuerpo y del alma, los deseos, los fracasos, las risas, las conversaciones, los recuerdos, los accidentes, los pánicos. (Ya caí yo también en la enumeración...)

"Como no sabes nada de tus orígenes, hace mucho que decidiste presumir de que eres un compuesto de todas las razas del hemisferio oriental, en parte africano, árabe, chino, indio y caucasiano, el crisol de muchas civilizaciones enfrentadas en un solo cuerpo. Lo mismo que cualquier otra cosa, es una postura moral, una forma de eliminar el asunto de la raza, a tu juiio un falso problema que sólo puede traer deshonor a la persona que lo saque a relucir, y por tanto has decidido conscientemente ser todo el mundo, aceptar a todos los que llevas en tu interior con objeto de ser tú mismo de una forma más libre y plena, puesto que la cuestión de quién eres es un misterio y no albergas esperanzas de que algún día se resuelva."


Inventario de vivencias, autorretrato dibujado con deliciosas y enérgicas pinceladas, con una especial dedicación a la figura de su madre y, en otro plano, a la de su actual esposa desde hace 30 años: la escritora de origen noruego Siri Hustvedt.

Un homenaje a sí mismo y a todos los que gustamos de las letras de este gran escritor.

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